viernes, 4 de abril de 2014

Yo soy parte del 22M

Yo soy parte del 22M

CON MANO ZURDA
AIXA HERNÁNDEZ

El 22M Jóvenes de IU Salamanca fuimos a Madrid a manifestarnos contra este gobierno corrupto, contra este régimen decadente, contra los recortes, contra los desahucios y contra el rescate a la banca o a las concesionarias de autopistas mientras las familias se mueren de hambre (que es a quienes se debería rescatar). Fuimos a Madrid a reivindicar nuestra DIGNIDAD.

Allí fuimos parte del ambiente de lucha, unidad y solidaridad que se respiraba. 

Comenzamos la jornada en un control de la guardia civil nada más salir de Salamanca. Estuvimos parados 45 minutos y después de un registro exhaustivo, nos dejaron marchar. Ni que buscaran que no llegáramos. Una vez en Aravaca, nos unimos a la columna noroeste y a la gente llegada de Asturias. 

Caminamos junto a niños y niñas que no llegaban a los 10 años pero que tenían más ilusión y fuerza que nosotros. Una vez en Madrid, nos unimos al bloque juvenil. Era impresionante la cantidad de jóvenes que estamos dispuestos a luchar contra las tres únicas opciones que nos dejan: paro, exilio o precariedad. Los ataques de las élites políticas y económicas contra los hijos de las trabajadoras son continuos, desde la reforma laboral hasta quitarnos la asistencia sanitaria si tenemos que irnos fuera de España para trabajar. También luchamos por la educación pública. Luchamos contra los continuos recortes, las subidas de tasas, la reducción de becas, la privatización de la enseñanza, en definitiva. También estuvimos con personas mayores, las cuales sobreviven con unas pensiones paupérrimas y ven como nos están arrebatando los derechos por los que tan fuertemente lucharon.

Nunca había estado en una manifestación tan grande y tan multitudinaria. Nunca había visto tanta gente que, aun con diferentes siglas o directamente sin ellas, unieron sus fuerzas y sus voces contra la corrupción y la decadencia del sistema. Y tampoco había visto nunca la oportunidad de las fuerzas de seguridad que, casualmente, cargaron a la misma hora que empezaban los telediarios. Y hay que decirlo bien claro y bien fuerte: cargaron en una plaza repleta de niños y ancianos, de familias. Una plaza en la que se estaba manifestando la gente de forma pacífica y legítima.

Desde aquí quiero dejar claro que condeno cualquier tipo de violencia y por tanto no comparto las imágenes que se vieron del 22M, pero también condeno la manipulación mediática y la violencia estructural del sistema. Condeno que se hable de la violencia y no de los dos millones de personas que acudimos a Madrid pidiendo: “Pan, trabajo y techo”. Condeno los disparos a boca jarro con pelotas de gomas (los cuales dejan a personas sin ojos o sin testículos) y condeno que los sindicatos de policía saquen pruebas falsas en los medios de comunicación (sin dimisiones y sin responsabilidades, como es habitual en este país). Condeno que en España el 25% de los niños y niñas estén bajo el umbral de la pobreza, lo que significa que no pueden acceder a la alimentación y a los medicamentos básicos. Condeno que la policía detenga a 50 jóvenes en una mañana, los cuales únicamente pedían educación pública, gratuita y de calidad.Condeno que los rectores y decanos dejen entrar a los antidisturbios en la universidad, desprotegiendo a los alumnos y a las trabajadoras que es a quienes se deben. Condeno que saquen a relucir el Estado de Derecho únicamente cuando les interesa, cuando son ellos quienes lo están destruyendo con sus leyes represivas y franquistas como la ley de “seguridad ciudadana”, la LOMCE, la reforma del aborto o la reforma del Código Penal. Condeno que cambien la palabra DIGNIDAD  por la palabra violencia.

Si hubo un cántico con el que me quedo del 22M es el siguiente: “No somos ciudadanos, ni somos clase media. Hay que decirlo bien claro: ¡que somos clase obrera!”. Por ello, es la hora de que la clase trabajadora se una para luchar por nuestros derechos y derrotar a este régimen corrupto y decadente. Para luchar contra la elite económica y política que nos está llevando a la ruina. Muchos de los que me estáis leyendo no queréis manifestaros ni luchar con nosotros porque supuestamente somos violentos, pero cuando nos manifestamos pacíficamente tampoco estáis. Y hay que cambiarlo. 

Nos están atacando por todos los lados y nosotras ya no podemos más. Es hora de defender nuestros derechos, los de la clase trabajadora, unidas y con solidaridad. Sin dejar que su manipulación nos separe. Porque esta semana mientras nos hemos dedicado a hablar de la violencia, no hemos hablado de lo importante: la DIGNIDAD que día a día, recorte a recorte, nos están arrebatando.